Valle del Choapa, IV Región







La zona costera del tramo 3 de la Ruta Patrimonial presenta un clima, semiárido con nublados abundantes. Hacia el interior, el clima corresponde a uno con temperaturas anuales en promedio inferiores a los 18ºC, con la época de lluvias retrasada hasta el otoño. La vegetación en este tramo corresponde al matorral estepario costero, y hacia el este al matorral estepario del interior, específicamente en el sector de Placilla. Los animales que se encuentran en este tramo, se remiten a una gran cantidad de aves como el yal, aguiluchos, el rayadito, tapaculos y tencas, además de mamíferos y vertebrados como lagartos y zorros.



En cuanto a los caminos existentes, este tercer circuito sigue la ruta D-867 de ripio, la que corre en forma perpendicular a la carretera 5 Norte a partir de la altura de la hacienda Huentelauquén, en el kilómetro 279. En el sector de Coyuntagua, se gira levemente hacia el este, para continuar hacia Illapel, hito final de este tramo, a través de la ruta D-085, pavimentada.



El relieve sobre el cual está inserto el tramo es la caja del río Choapa, hasta llegar a Illapel. Existen dos alternativas de recorridos hacia Illapel. Cada uno de estos corresponde a un lado de las terrazas del río. De allí que cada localidad sea reconocida por el apelativo de “Norte” o “Sur”. Tal es el caso, por ejemplo, de dos de ellos: Mincha Norte y Mincha Sur y Tunga Norte o Tunga Sur. En este caso, dada la relevancia de la iglesia de Mincha Norte y los paisajes que se alcanzan desde los numerosos miradores de la ribera Norte, proponemos que Ud. desarrolle su visita por esa ladera. Los asentamientos humanos que se encuentran en este tramo, corresponden a las aldeas de Mincha Norte, Tunga Norte, Doña Juana, Coyuntagua, para finalizar en la ciudad de Illapel. El área de esta importante ciudad como el valle del río del mismo nombre fue resaltado, hacia 1840, por el naturalista polaco Ignacio Domeyko del siguiente modo: "Este valle, desierto y seco, se inicia entre rocas, en cuyas estribaciones occidentales se ve un inmenso bosque de cactos, espinoso, gris, del mismo color que las rocas. Los cactos pertenecen a la especie más alta de la familia. 



Algunos llegan hasta los ocho metros de altura, les llaman lormata, y se ramifican en forma de enormes candeleros; dan una flor blanca y después una fruta similar al higo, algo ácida. Para abigarrar y animar, este arbusto seco y gris, se asienta y arraiga en él una planta parásita (heirantus) espléndida, con una flor color carmesí llamativo y frutas rojas, a veces sin hojas, a trechos verdeantes. Los viejos cactus acicalados con flores prestadas se parecen desde lejos a mujeres añejas pintadas con colorete, y el aspecto de ese bosque espinoso, por su forma, color y situación sobre la empinada estribación del cerro, no se parece a bosque alguno, es original y difícil de describir.”


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