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Desde hace cinco siglos, vestigios del antiguo Imperio Inca resisten el paso del tiempo en el norte del país. Las ruinas, desconocidas por la mayoría de los chilenos, son parte de un proyecto de gobierno que planea convertirlas, para el 2012, en Patrimonio Cultural de la Humanidad. El Qhapaq Ñan surca el vasto territorio andino articulando diversos pueblos, regiones y ecosistemas, y representa una vía de comunicación que refleja la compleja, efectiva e integradora organización del estado inca.
El sistema vial inca, con sus caminos de la costa, de las tierras altas y una gran red de caminos secundarios transversales, unía a las diversas poblaciones posibilitando su administración y la comunicación entre cada población y el imperio. De esta amplia red vial, el camino del Qollasuyu recorre desde el Cuzco (Perú), la capital del imperio, y llega hasta los actuales territorios de la provincia de Mendoza, en Argentina, y Santiago de Chile, en Chile.
Los diferentes itinerarios dan cuenta de los espacios y recursos utilizados, como también de los diversos establecimientos asociados y las actividades e infraestructuras desarrolladas: poblados, fortificaciones, tamberías, depósitos, chasquis, minería, agricultura, etc., que se extienden a lo largo de valles profundos, sierras, montañas nevadas, roquedales y ríos torrentosos. Por ello, al mismo tiempo que constituye un recurso cultural – como base de la comunicación del imperio – permite incorporar la valorización de la diversidad de ambientes y recursos naturales representados por el entorno que cruza el gran sendero.
El Qhapaq Ñan constituye un recurso patrimonial que aporta a la comprensión del desarrollo de la cultura inca y de las culturas que la antecedieron, puesto que la red caminera incaica se basó en un sistema de caminos y organización preexistente de diferentes grupos étnicos. A su vez permite ampliar nuestro conocimiento de la historia de la conquista española, el desarrollo de ésta en su organización del espacio americano y la vida de las sociedades actuales, puesto que el sistema de Qhapaq Ñan fue el vínculo de comunicación terrestre sobre el que se desarrolló el Virreynato del Perú y se corresponde también con numerosos tramos de carreteras actuales de importancia. Tal condición destaca un valor histórico de continuidad a lo largo del tiempo hasta el presente, representando una gran variedad de usos históricos y culturas
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