Batalla de Tarapacá




La batalla de Tarapacá fue una acción bélica que se desarrolló en la localidad homónima, el 27 de noviembre de 1879, durante la Campaña terrestre de la Guerra del Pacífico. Se enfrentaron fuerzas chilenas y peruanas, saldándose la batalla con la victoria de estas últimas.Tras el desembarco en Pisagua el 2 de noviembre de 1879, el ejército chileno de operaciones inició una serie de penetraciones al interior del departamento peruano de Tarapacá para consolidar sus posiciones y asegurar las vías de comunicación y suministros.

En este contexto, se produjeron dos acciones militares de distinta importancia: un encuentro de caballería muy limitado en Germania, el día 6 de noviembre, y una batalla en forma en Dolores (también llamado San Francisco), el día 19 del mismo mes. Otro evento de importancia fue la retirada de Camarones donde el ejército boliviano al mando del general Hilarión Daza, quien estaba en marcha para encontrarse con las fuerzas de Juan Buendía, retorna a Arica sin enfrentar batalla alguna. Producto de lo anterior, el ejército peruano inició un repliegue hacia Tiliviche para luego marchar hacia el puerto de Arica, con el fin de reunirse con las fuerzas aliadas que se encontraban en esa posición.

Marcha a Tarapacá
Área y puntos mencionados, Batalla de Tarapacá

Las fuerzas peruanas provenientes de Dolores, se reúnen finalmente en Tarapacá, a unos 140 km al norte de esa posición, con la división del coronel Ríos proveniente de Iquique. Si se observa el croquis adjunto, puede notarse que la cabeza de playa chilena en Pisagua impedía el repliegue directamente hacia el norte, por lo que la fuerza peruana se ve obligada a intentar un rodeo a través de Tarapacá y el desierto interior. Así, se agrupan en la aldea de San Lorenzo de Tarapacá, en la llamada quebrada de Tarapacá. La idea de estos cuerpos era reabastecerse de agua y víveres y descansar a la tropa del trayecto entre Dolores y esta posición, unos 55 km a través del desierto.

Al conocerse esta situación en el ejército chileno, el comandante movilizado don José Francisco Vergara solicita autorización al general Escala para hacer un reconocimiento hacia Tarapacá con un escuadrón de caballería y confirmar el número y estado de los efectivos peruanos. Ante este requerimiento y a causa de la información que tenía Escala sobre las fuerzas peruanas en Tarapacá, que se pensaban no superiores a 1.000 hombres mal armados y fatigados, es que el general ordena que a la expedición de Vergara se añadiesen 250 hombres del regimiento Zapadores y dos piezas de artillería al mando del alférez José Manuel Ortúzar. Este grupo salió desde Dolores el día 24 de noviembre, por el camino de Negreiros, unos 400 hombres en total.Las bajas en ambos lados fueron enormes. Los chilenos contabilizaron 516 muertos y 179 heridos, más que en las batallas de Pisagua, Germania y Dolores juntas. Los peruanos dieron en sus partes un total de 236 muertos y 261 heridos. Las pérdidas de oficiales en ambos bandos fue enorme. Distinguidos oficiales dejaron la vida en esta acción. Por los chilenos puede mencionarse al Coronel Eleuterio Ramírez, comandante del 2º de Línea y a su segundo comandante, Bartolomé Vivar, que no sobrevive a sus heridas. Del mismo cuerpo, perdieron la vida los capitanes Diego Garfias, Ignacio Silva y José Antonio Garretón, además de un teniente y siete subtenientes. El Zapadores perdió cinco subtenientes, el Chacabuco a su segundo comandante, mayor Valdivieso y su ayudante Ríos y dos tenientes. Los peruanos, por su parte, lamentaron la pérdida del comandante del 2 de Mayo, coronel Manuel Suárez y de los tenientes del mismo cuerpo Torrico y Osorio. El Zepita perdió a su segundo jefe, el teniente coronel Zubiaga, el capitán Figueroa y los subtenientes Cáceres (hermano del coronel Andrés Cáceres) y Meneses. La 2º División a los capitanes Odiaga, Chávez, Vargas y Rivera y tres subtenientes. El 2º Ayacucho un teniente y dos subtenientes; la columna Tarapacá al mayor Perla; el 3º Ayacucho el mayor Escobar, un teniente y dos subtenientes; los Cazadores del Cuzco y el batallón Iquique un subteniente cada uno; la columna Naval al capitán Meléndez, y la 5º División al coronel Miguel Ríos, que al igual que Vivar no sobrevivió a sus heridas.

La derrota chilena de Tarapacá no cambió sus planes de campaña, y sólo ocasionó la renuncia de Vergara a su comisión al ser culpado del desastre, siendo de todos, el que menos responsabilidad tenía. Para el coronel Arteaga fue el fin de su carrera militar.

Las tropas de Arteaga se replegaron a Negreiros al día siguiente. Ese mismo día las tropas peruanas marchaban a Arica.

Días después de la batalla, el Ministro de Guerra chileno, Rafael Sotomayor, ordenó el envío de tropas ligeras a cortar la retirada de los peruanos hacia Arica y hostigarlos durante la marcha. El General Baquedano dispuso que unos 300 jinetes de Cazadores y Granaderos, que se hallaban en Tiviliche, marcharon al este a cumplir esta orden, pero el Teniente Coronel Yábar que los mandaba fue informado en Suca de que los peruanos habían ya pasado al norte, cuando en realidad se hallaban todavía en Camiña (6 de diciembre de 1879), a 204 km de Arica. Yábar regresó a Tana engañado por este falso dato.

Para los peruanos, en tanto, la victoria de Tarapacá no cambió su situación, ya que luego de la batalla el ejército abandonó el lugar con destino a Arica, junto con toda la población que temiendo represalias dejó sus hogares. Al llegar a Arica el general Buendía y el Coronel Suárez fueron puestos bajo arresto por el Contraalmirante Montero culpándolos de las derrotas y por haber dejado Tarapacá en manos chilenas. La historiografía peruana negará sistemáticamente cualquier mérito del general Juan Buendía en la acción de Tarapacá y se lo asignará a Cáceres. Las derrotas, sin embargo serán atribuidas por completo al general en jefe.

Tanto en Chile como en Perú se conmemora esta batalla en virtud de las acciones de valor y heroísmo que cada país destaca entre los suyos.

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Combato Naval de Iquique




El combate naval de Iquique fue un enfrentamiento naval de la Guerra del Pacífico. Tuvo lugar en la bahía de Iquique, el día 21 de mayo de 1879 y en el se enfrentaron el monitor peruano Huáscar al mando del capitán de navío Miguel Grau Seminario y la corbeta chilena Esmeralda al mando del capitán de fragata Arturo Prat Chacón, quien resulto muerto en esta acción. El combate tuvo como resultado el hundimiento de la corbeta chilena y el levantamiento del bloqueo del puerto de Iquique. Este combate ocurrió horas antes del combate naval de Punta Gruesa desarrollado 10 millas al sur.[1] Fue el último combate naval en donde se utilizó con éxito el espolón como medio alterno de ataque.El gobierno de Chile al declarar la guerra a Perú y Bolivia el 5 de abril de 1879, ya tenía un plan de campaña para su escuadra. Dirigirse a El Callao para establecer el bloqueo del puerto, encerrando allí a la escuadra del Perú para operar libremente en el resto del litoral o bien destruirla en un combate si se presentaba la ocasión.

El contraalmirante Juan Williams Rebolledo, comandante en jefe de la escuadra chilena, rechazó este plan por considerar que sus naves no estaban en condiciones de emprender un ataque inmediato a El Callao pues carecía de víveres y combustible para la travesía. En su lugar prefirió bloquear el puerto de Iquique y desde allí hostilizar los puertos peruanos de Tarapacá para obligar a la escuadra peruana a defenderlos y entonces enfrentarlos en un combate naval.

Por su parte, el plan del gobierno peruano era terminar las reparaciones de sus naves en El Callao y trasladar inmediatamente tropas y pertrechos a Arica, Iquique y demás puertos de Tarapacá y enviar naves a Panamá para traer armamento y municiones adquiridos en los Estados Unidos.

Williams, ante la presión del gobierno finalmente decidió cambiar su plan original y atacar el puerto de El Callao para lo cual, el 16 de mayo zarpó en una expedición al norte con todos los buques disponibles dejando en el bloqueo de Iquique a la corbeta Esmeralda, la goleta Covadonga y el transporte Lamar. El comandante de la Esmeralda, por ser el más antiguo quedó como jefe del bloqueo.

La escuadra peruana zarpó el 16 de mayo desde El Callao a Arica llevando a bordo al presidente Mariano Ignacio Prado. Ambas escuadras se cruzaron en alta mar sin avistarse. En Mollendo los peruanos se enteraron, por medio del vapor Ilo de la PSNC, noticia luego confirmada en Arica, de que el grueso de la escuadra chilena se había retirado y que habían dejado sólo tres naves a cargo del bloqueo de Iquique. El presidente Prado decidió que el Monitor Huáscar y la Independencia navegaran hasta Iquique a romper el bloqueo, con la intención de captur o destruir a los buques chilenos que allí encontraran. Mariano Prado además informó a Grau que los barcos que bloqueaban Iquique no presentaban obstáculo para rendirlos o destruirlos, información obtenida de un transporte inglés que había zarpado de Iquique despúes de la partida de Williams.En el año 1888 los restos del comandante Arturo Prat fueron trasladados a Valparaíso, donde se les dio sepultura en un monumento construido por sufragio popular. En este monumento, descansan los máximos héroes navales chilenos, y es ahi, donde cada año en el día de las glorias navales, con la presencia del presidente de la república, se honra con desfiles militares a la figura de Prat y su tripulación.

El almirante Miguel Grau Seminario es recordado tanto en Perú como en Chile por su hidalguía y caballerosidad en combate. Muchas calles en Chile llevan su nombre. Sus acciones durante la Guerra del Pacífico lo convirtieron en el mayor héroe naval de la marina de guerra del Perú.La Esmeralda era una corbeta de madera de 850 t de desplazamiento construida en 1855. Su armamento estaba compuesto por 12 cañones de 40 pdr. Su sistema de propulsión era mixto, máquina a vapor y vela. Al momento de entrar en combate sus máquinas estaban en mal estado de mantenimiento y sólo eran capaces de propulsar el buque a una velocidad de 6 kn.El Huáscar, es un buque blindado de 1.745 t de desplazamiento construido en 1865. Cuenta con un blindaje de 4,5 pulgadas de espesor y su armamento principal estaba constituido, en esa época, por 2 cañones de avancarga Armstrong de 300 pdr ubicados en una torre giratoria blindada, además de 2 cañones de a 40 pdr, uno de 12 pdr y una ametralladora Gatling de 0,44 in. Su sistema de propulsión era también mixto, máquina a vapor y vela siendo capaz de alcanzar una velocidad máxima, el día del combate, de 10,5 kn.

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Batalla de Yungay



La Batalla de Yungay, fue un combate efectuado en el marco de la Guerra entre la Confederación Perú-Boliviana, y el Ejército Unido Restaurador, y se desarrolló en Yungay en territorio del Estado Nor-Peruano, a partir de las nueve de la mañana, el 20 de enero de 1839.

El accionar del General en jefe Manuel Bulnes, y del General Ramón Castilla, decidió la batalla en favor de los restauradores, quienes desalojaron el cerro Pan de Azúcar y cruzaron la quebrada del río Ancash para derrotar al Ejército Confederado. Santa Cruz indica que la deserción del coronel Guilarte influyó en el resultado.

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Batalla Cancha Rayada




Combates bélicos que tuvieron lugar, en el marco de las luchas por la emancipación de América Latina, en los llanos de Cancha Rayada (en el centro del actual Chile, a unos 5 km al norte de la ciudad de Talca), en 1814 y en 1818, respectivamente.

Ambas supusieron sendas derrotas de los insurgentes chilenos frente a las fuerzas realistas españolas. La primera batalla de Cancha Rayada se produjo el 29 de marzo de 1814, aunque en realidad no fue sino una retirada de las tropas chilenas comandadas por Manuel Blanco Encalada ante el avance de los ejércitos españoles enviados desde Perú por el virrey José Fernando Abascal y Sousa.

El más importante de los combates que tuvieron lugar en Cancha Rayada acaeció el 19 de marzo de 1818. Esa noche, las tropas del general y antiguo gobernador de Chile Mariano Osorio (unos 9.000 hombres) sorprendieron a un ejército de 6.000 soldados a las órdenes del General Bernardo O'Higgins y José de San Martín. Aunque los insurgentes hubieron de retroceder hasta Santiago, dos semanas más tardes lograron la decisiva victoria de Maipú.

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Batalla de El Roble



Luego del sitio de Chillán, las tropas patriotas al mando del General en Jefe, José Miguel Carrera y del, por entonces, Coronel Bernardo O'Higgins, se guarecieron en el paso de El Roble, en el río Itata la tarde del 16 de octubre de 1813. En total, eran 800 soldados de las tres armas. Pasaron al reposo en la ribera sur, con la intención de cruzar el obstáculo en la mañana del día siguiente y se extremaron las medidas de seguridad contra una posible sorpresa de los guerrilleros realistas. Estos se dejaban ver peligrosamente desde todas las direcciones.

Con las primeras luces del alba, los patriotas fueron sorprendidos por una columna enemiga de unos 350 hombres, con 2 cañones de montaña, bajo las órdenes del guerrillero Juan Olate. A pesar de la confusión general que se produjera en el primer momento, la guardia y centinelas, junto con una fracción de infantería, se adelantaron a contener al adversario. El Capitán del Húsares Joaquín Prieto reforzó la guardia de prevención, coronó un cerrillo y emplazó un cañón de artillería. Pronto se les unió el Capitán Diego José Benavente, con un grupo de combatientes dispersos y media hora más tarde lo hacía el Coronel Bernardo O'Higgins con 150 hombres más. Herido en una pierna, se negó a ser retirado de la línea de fuego y, aunque movilizado por el accidente, desde su puesto contuvo los heridos leves que retrocedían y en ningún momento dejó de animar a la tropa que lo rodeaba. Los patriotas, liderados por el Capitán Prieto, rechazaron con fuerza la embestida realista, que tuvo que refugiarse en las alturas que tenían a sus espaldas. Poco después apareció el Teniente del Dragones Ramón Freire. Este feliz suceso y el agotamiento de las municiones, obligó a las tropas adversarias a disponer la retirada.

En el parte oficial elevado al Gobierno, el General en Jefe expresaba: "No puedo dejar en silencio el justo elogio que tan dignamente se merece el citado O'Higgins, a quien debe contar V.E. como el primer soldado capaz en sí solo de reconcentrar y unir heroicamente el mérito de las glorias y triunfos del Estado chileno".

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Batalla de Maipú




Tras el glorioso triunfo del Ejército Patriota en Chacabuco, nuestros hombres de armas iniciaron una agotadora campaña militar para poner término en forma definitiva a la ocupación española y consolidar la Independencia de Chile. Como consecuencia de esa derrota, el Ejército Realista escapó con parte de sus medios a Valparaíso, a fin de reembarcarse para el Perú, mientras el resto de las tropas lo hacía en dirección al sur del país a objeto de reorganizarse y enfrentar nuevamente al triunfante Ejército de Los Andes.

Las fuerzas realistas al mando del brigadier José Ordoñes, presentaron en Talcahuano una sostenida resistencia a la división Chilena que marchó tras ellos a combatirlos. A fines de Diciembre de 1817, el Libertador General Bernardo O'Higgins debió emprender la retirada hacia el norte, al frente de toda su División, en atención a que una nueva fuerza expedicionaria enemiga al mando del General don Mariano Osorio, se aprestaba a desembarcar en la bahía.

Batalla de Maipú, 5 de abril de 1818.
Tras el glorioso triunfo del Ejército Patriota en Chacabuco, nuestros hombres de armas iniciaron una agotadora campaña militar para poner término en forma definitiva a la ocupación española y consolidar la Independencia de Chile. Como consecuencia de esa derrota, el Ejército Realista escapó con parte de sus medios a Valparaíso, a fin de reembarcarse para el Perú, mientras el resto de las tropas lo hacía en dirección sur del país a objeto de reorganizarse y enfrentar nuevamente al triunfante Ejército de Los Andes. Las fuerzas realistas al mando del brigadier José Ordoñes, presentaron en Talcahuano una sostenida resistencia a la división Chilena que marchó tras ellos a combatirlos. A fines de Diciembre de 1817, el Libertador General Bernardo O'Higgins debió emprender la retirada hacia el norte, al frente de toda su División, en atención a que una nueva fuerza expedicionaria enemiga al mando del General don Mariano Osorio, se aprestaba a desembarcar en la bahía. La División O'Higgins se reunió con el grueso del Ejército el 06 de Marzo de 1818 en la localidad de San Fernando.

Trece días más tarde, esta fuerza era derrotada en Cancha Rayada en las cercanías de la ciudad de Talca, produciéndose una dispersión general de las tropas patriotas y quedando gravemente herido el General O'Higgins en su brazo derecho, situación que lo obligó volver a Santiago. Lo ocurrido en Cancha Rayada no fue motivo para que los bravos hombres del Ejército Patriota, abandonaran la campaña emprendida reagrupándose nuevamente en menos de dos días en una cantidad cercana a los 4.000, logrando el General en Jefe, José de San Martín, en los días siguientes, reconstituir las unidades en su casi totalidad. Así, el 02 de Abril, el Ejército Patriota al dejar el campamento de Ochagavía para trasladarse a los cerrillos de Maipo, aparecía organizado en tres divisiones con un total general de 396 Jefes y Oficiales y un poco más de cinco mil suboficiales clases y soldados que eran sin lugar a dudas, el más importante de todos los factores que se encontraban enfrentando al enemigo, para derrotarlo definitivamente y asegurar en forma definitiva, la Independencia Nacional.

Por su parte, el Ejército Realista, no había cesado en su afán por consolidarse y derrotar a los patriotas, iniciando después de Cancha Rayada, una insistente y agotadora persecución, la que fue resistida en los campos y ciudades, situación que fue retardando su avance hacia Santiago, dando algún tiempo a los patriotas para reorganizarse y planificar la forma de detenerlos e impedir su llegada a la capital. Previendo esta situación y ya en Santiago, el General O'Higgins dispuso algunas medidas de importancia que ayudaran al fin propuesto, como por ejemplo recoger los fusiles y sables que Manuel Rodríguez había distribuido en el pueblo con anterioridad; apresurar el envío de armas desde Los Andes; adquirir o requisar las armas de los comerciantes y particulares de Santiago para rearmar el Ejército; reunir combatientes, especialmente de línea, entre la población y dispersos llegados desde el sur; dejar para los servicios auxiliares las milicias y organizar un campo de instrucción en Ochagavía al sur de Santiago.

Entretanto el General Osorio, sólo después de pasar por San Fernando, a fines de Marzo, confirmó que no había logrado derrotar en forma definitiva al Ejército Patriota en Cancha Rayada, y más aún, que éste se encontraba en condiciones de presentar resistencia e incluso triunfar. Frente a esta situación se hacía inminente un nuevo y definitivo enfrentamiento entre las fuerzas patriotas y realistas en las cercanías de Santiago. En conocimiento ambos ejércitos de sus movimientos y número aproximado de hombres, establecieron campamentos relativamente cercanos al sur poniente de Santiago. Allí las tropas respectivas descansaron y se prepararon para el combate. Al anochecer del día 04 de abril el Ejército Realista alcanzó la Hacienda de Lo Espejo quedando a unos 7 kilómetros de las fuerzas patriotas. Al amanecer del 05 de abril el Ejército patriota ocupaba una posición en los cerrillos de Maipo, en el borde sur de una loma que corre de oeste a este, con la División Las Heras a la derecha, la División Alvarado a la izquierda y la División Quintana, atrás. El Regimiento Granaderos, a caballo, quedó en la extrema derecha y los escuadrones de Cazadores de la Escolta Directorial, a la izquierda. La artillería fue ubicada en el centro y las alas.

En cuanto al Ejército realista, cabe recordar que sintiéndose su Comandante en Jefe (General Osorio) más débil que el adversario, resolvió ocupar una posición en el borde de una meseta triangular que se extendía al norte de las casas de Lo Espejo. Ubicó en el extremo de su ala izquierda (N. O.), en una pequeña altura, la División Primo de Rivera. En el bajo, hacia su derecha, al norponiente del camino a Valparaíso, quedó instalado el Regimiento Dragones de la Frontera. La División Morla ocupó la mitad poniente del borde de la loma triangular y pasó a constituir el centro de la línea. El ala derecha la formaba la División Ordoñes. Dándose frente los dos ejércitos, separados por una hondonada, permanecieron inmóviles en sus respectivas posiciones, a la espera de los acontecimientos. A las 11:30 de la mañana ordenó San Martín que rompieran el fuego las 8 piezas de la artillería del Comandante Blanco Encalada y las 4 de reserva. La artillería realista respondió en el acto. Al cabo de media hora y ante la ninguna efectividad de estos fuegos, San Martín impartió orden a las Divisiones Las Heras y Alvarado de atacar al enemigo que tenían enfrente. El Coronel Las Heras lanzó los cuerpos de su División contra la División Primo de Rivera, con apoyo de la artillería de Blanco Encalada. La División Alvarado, apoyada por la artillería de Borgoño, avanzó contra el ala S.E. del adversario, donde se encontraba el Brigadier Ordoñes. En un momento dado, cuando el desarrollo de la lucha parecía confuso, se oyó a la espalda de la línea patriota un toque de carga: era la reserva propia que entraba a participar en la acción, contra las Divisiones Ordoñes y Moria. En los mismos momentos, los escuadrones de Cazadores de la Escolta Directorial, comandados por el Coronel Freire, cargaron contra la caballería enemiga que se había situado en el flanco este, dispersándola en todas direcciones. El Teniente Coronel D. Santiago Bueras cayó al frente de su escuadrón, con el pecho atravesado por una bala adversaria. La infantería patriota acometía con singular bravura y la infantería realista resistía con una tenacidad admirable. Formadas en cuadro, las Divisiones Moria y Primo de Rivera resistieron además, entre 8 y 1 0 cargas de la caballería patriota y, cuando más tarde advirtieron el repliegue del centro y del ala derecha sobre las casas de Lo Espejo, tomaron el mismo rumbo y se reunieron al grueso, sin que los jinetes patriotas lograran desorganizar sus filas. En los instantes en que las últimas tropas realistas alcanzaban las citadas casas de Lo Espejo, llegaba al campo de batalla el Libertador O'Higgins, seguido de un millar de milicianos y de algunos cadetes de la Academia Militar. Se dirigió hacia el lugar en que se encontraba el General San Martín y, echándole al cuello su brazo izquierdo, le dijo emocionado: "¡Glorias al Salvador de Chile!". EI General en Jefe respondió: "General: Chile no olvidará jamás el nombre del ilustre inválido que el día de hoy se presentó herido en el campo de batalla".

Ordoñes había reunido en las casas de Lo Espejo las 6 compañías de infantería que comandaba Primo de Rivera y cuya moral era muy alta, a pesar de haber perdido más de un tercio de sus efectivos y los restos de los 4 regimientos de infantería que se habían retirado del centro y del ala derecha. Al llegar al lugar, San Martín dispuso que Borgoño y Blanco batieran con su artillería dichas casas. La infantería patriota cargó con ímpetu irresistible y no daba ni podía cuartel. Impresionado por la violencia de la lucha, el Coronel Las Heras ordenó suspender el fuego a los suyos. Los restos del Ejército Realista, refugiados en el huerto y la viña, se vieron obligados a rendirse, mientras los milicianos y huasos que habían llegado con O'Higgins perseguían a los dispersos y los capturaban al lazo. De los 4.500 realistas que participaron en la batalla fueron muertos 1.500; 2.289 fueron hechos prisioneros y unos 700 lograron retirarse en orden bajo el mando del Coronel Rodil.

La Batalla de Maipú dejó de manifiesto una vez más, la brillante capacidad militar del General José de San Martín, su talento organizador, su energía disciplinaria y el conocimiento que tenía de sus hombres. Así también, trascendental fue la experiencia adquirida por los oficiales, suboficiales, clases y soldados del Ejército Patriota en las campañas anteriores, demostrando homogeneidad, fe y entusiasmo en sus misiones.

En este hecho de armas quedó de manifiesto la importancia del mando y el conocimiento exacto de los hombres. La disciplina militar expresada por las correctas maniobras estratégicas que precedieron la batalla, las hábiles maniobras en el campo de acción y la combinación del empleo oportuno de las armas, fueron la manifestación más clara de ello, haciendo de Maipú la primera gran batalla americana, histórica y científicamente comprobado. Allí, la Nación y el Ejército eran una sola entidad, pues los otros servicios públicos casi no existían y a la suerte de las armas estaba ligado el porvenir de la naciente patria. Por esto, todos los elementos aprovechables eran soldados y éstos, lo mejor del país.

Maipú afianzó en forma definitiva los notables resultados de la jornada de Chacabuco y llevó al convencimiento de los mandatarios y jefes realistas del Perú, Alto Perú y Nueva Granada, que la emancipación de la América Hispana era un hecho indiscutible e irrevocable.

Gran participación tuvo en esta batalla la Caballería, razón por la cual todos los años, en honor a esta histórica fecha, se celebra el día del Arma de Caballería Blindada.

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Batalla de Chacabuco

En las postrimerías del año 1815, la causa hispanoamericana se encontraba en un apurado trance. El virrey del Perú había logrado imponerse sobre los revolucionarios de Quito, del Alto Perú y de Chile, lo que acusaba el fracaso de los esfuerzos aislados de las diversas secciones del continente. El coronel D. José de San Martín comprendió que la independencia de Argentina, su patria, sería ilusoria mientras no fuese derribado el fuerte bastión realista del Perú. Para tal efecto el territorio chileno, a diferencia del Alto Perú, presentaba las mayores ventajas para la operación en proyecto.

Al mismo tiempo, en Chile, los vencidos de Rancagua emigraron a Mendoza en busca de ayuda en armas y soldados, dispuestos a regresar más tarde al terruño querido y liberarlo, para siempre, del dominio peninsular. El intendente de Cuyo, General don José de San Martín, que había concebido el plan de derrotar el poderío del virrey del Perú, mediante una expedición chileno-argentina, por la vía marítima hacia Lima, mostróse especialmente complacido con la llegada de los emigrados de Chile, por el aporte que ello significaba a la puesta en marcha de su plan de operaciones. Al cabo de dos años de una actividad enorme y de sacrificios indecibles, siempre bajo la atenta orientación de O’Higgins y San Martín, el Ejército de Los Andes estuvo listo para operar en los primeros días de 1817.

Terminada la organización del Ejército y resuelta la travesía de Los Andes, habría de ceñirse ésta al siguiente plan: el grueso (divisiones O’Higgins y Soler) cruzaría el macizo andino por Los Patos, para caer sobre Putaendo; la división Las Heras lo haría por Uspallata, a fin de desembocar en Santa Rosa de Los Andes. Ambas agrupaciones debían contar con la fuerza suficiente para rechazar a las fracciones que resguardaban los pasos o que pudiera Marcó del Pont, Presidente de Chile, despachar contra alguna de ellas y sincronizar su avance de tal manera de alcanzar, al mismo tiempo, el valle de Aconcagua y ocupar San Felipe y Los Andes. Otra fracción, a las órdenes del Teniente Coronel D., Ramón Freire, penetraría por el boquete de Planchón, con 80 infantes, 25 granaderos a caballo y una columna de tropas regulares de emigrados chilenos. Su misión consistía en ratardar o impedir el retiro de las fuerzas realistas (unos 1.400 hombres), distribuidas entre Curicó y San Fernando, que Marcó del Pont había destacado allí para combatir a los guerrilleros patriotas. El plan contemplaba, por último, el envío de fracciones menores por el Portillo, Coquimbo y Copiapó.

Estando San Martín y O’Higgins en Mendoza, previo a esta decisiva batalla, al otro lado de la cordillera, necesitaban disponer de un enlace con los elementos patriotas que se mantenían en Chile. Esta búsqueda de información, indispensable a toda operación, fue desarrollada eficazmente por Manuel Rodríguez y otros valientes. La ola de falsos rumores e informaciones alarmantes propaladas por ellos, llevaron la incertidumbre a los jefes realistas, quienes dispersaron sus fuerzas entre Santiago y Talca.

Por su parte, el General Freire debió realizar una maniobra de distracción estratégica, con lo que consiguió amarrar a fuerzas realistas que no pudieron acudir a la acción principal. Finalmente, el plan propiamente tal de la travesía del Ejército de los Andes, se realizó en dos columnas de efectivos desiguales: la más importante por el camino de los Patos y la columna secundaria, por el camino de Uspallata; las dos debían reunirse en el valle del Aconcagua, mientras efectivos menores dispersaban las fuerzas enemigas, induciéndolas a engaño respecto del avance de la agrupación principal.

Después de reunirse las fuerzas de Las Heras, de O’Higgins y de Soler en el Campamento de Curimón, el 8 de febrero y, ante las noticias del avance del jefe realista, Coronel Rafael Maroto, hacia las casas de Chacabuco, San Martín ordenó el avance patriota a las 02:00 horas del día 12, encabezado por la I División de Soler.

Por su parte, O’Higgins avanzó por la cuesta vieja, en dos columnas, arrollando a los adelantados realistas. Pero debido a que el mando no había enviado elementos de exploración y reconocimiento, O’Higgins se encontró a boca de jarro con el grueso del Ejército realista. Debió decidir rápidamente el avance hacia el cerro Los Halcones y desplegar allí sus fuerzas. Al mismo tiempo despachó un estafeta para que informara de su situación al General San Martín.

Eran las 11:45 horas, hacía un calor insoportable, carecía de Artillería y no divisaba ni a San Martín ni a Soler. En esta situación adversa, que se tornaba insostenible, O’Higgins, aconsejado por el Comandante Cramer, antiguo oficial de los Ejércitos de Napoleón, ordenó a la Infantería cargar a la bayoneta, apoyada por la Caballería del Coronel Zapiola. La decisión del héroe chileno y sus hombres, logró romper el cerco del enemigo, acción que fue finalizada por la División Soler, que había arribado a las 13:30 horas al campo de batalla.

Eran ya pasadas las 2 de la tarde, y la victoria había coronado los esfuerzos de las tropas de la Patria. De los 1.400 hombres del Ejército realista, 500 quedaron tendidos sin vida en el campo de batalla y 600, prisioneros de los patriotas. Alcanzaron 130 a dirigirse a Santiago, y 170 se dispersaron por los cerros. Los nacionales tuvieron un oficial muerto, 10 heridos, 10 soldados muertos y 89 heridos.

La victoria patriota fue de una importancia trascendental. El camino hacia la independencia definitiva, se mostraba cada vez más cercano, al paso que Bernardo O’Higgins, Director Supremo de nuestra naciente patria, formaba el nuevo Ejército Nacional, que afianzaría definitivamente la libertad. Tampoco perdió de vista la idea de crear una escuadra que dominara el Pacífico Sur y que llevara la independencia al Perú. Su visión geopolítica y su espíritu americanista, mostráronse entonces, como se ve, en toda su magnificencia y esplendor.

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Batalla de Rancagua

A fines de Septiembre de 1814, las fuerzas realistas se encontraban en las proximidades del río Cachapoal, en tanto don José Miguel Carrera, a la sazón Comandante en Jefe y Presidente de la Junta de Gobierno, se ponía en marcha hacia el sur del país, dispuesto a tomar la dirección superior de las operaciones. El jefe de la plaza en Rancagua, era el Brigadier O'Higgins, que se había puesto bajo las órdenes de Carrera ante el peligro del avance de las tropas españolas, lideradas por Osorio. Su División contenía al adversario en el vado que enfrentaba a la ciudad. En tanto, el grueso del Ejército realista avanzaba hacia Rancagua. O'Higgins advirtió que los realistas intentaban rodearlo y pretendió abrirse paso hacia el noreste de la ciudad, a fin de reunirse con el General en Jefe. Sin embargo, había una división encerrada en la plaza. El Libertador había dispuesto, oportunamente, las providencias del caso para una eventual defensa de la ciudad de Rancagua. De la plaza se desprenden cuatro vías, en las cuales ordenó construir en sus bocacalles las trincheras respectivas, con murallas de adobe, donde tomaron posición las fuerzas encargadas de defenderlas.

La batalla se inició a las 10 de la mañana del día 1º de octubre, con el avance simultáneo de las diferentes agrupaciones realistas, contra cada una de las trincheras que ocupaban los patriotas, el que se estrelló contra el valor increíble de los defensores del recinto.

Luego de un duro día de batalla, agotados los víveres y las municiones, O'Higgins envió un mensajero al Brigadier José Miguel Carrera, que estaba con la División de Reserva, solicitando apoyo. Al Comandante en Jefe le llegó el siguiente parte: "Si vienen municiones y carga la Tercera División, todo es hecho". Carrera respondió: "Municiones no pueden ir, sino en la punta de las bayonetas. Al amanecer hará sacrificios esta División".

Al aclarar atacó la III División, la que fue detenida por la reserva enemiga, produciéndose el desbande de reclutas armados sólo de lanzas y machetes, siendo inútiles los esfuerzos para evitarlo.

Como la ayuda fue imposible y para evitar su aniquilamiento, el Libertador ordenó montar a los dragones y a todos los infantes que pudieran hacerlo: ¡Dragones a caballo! ¡Los infantes a la grupa! ¡Nos abriremos paso en medio del enemigo! Fue así como alrededor de 500 hombres, contando a algunas mujeres y niños, en frenética carrera, saltando barricadas, cañones, escombros y maderos, arrojando soldados realistas y cuanto existía a su paso, galoparon por la calle de La Merced hacia campo traviesa y emprendieron la retirada hacia Santiago.

Atrás quedó Rancagua, sumida en el humo y la destrucción. Así terminó la Patria Vieja y se inició la Reconquista. Allí quedaron muchos patriotas tendidos en la tierra, sin embargo, este sacrificio no fue en vano. O'Higgins una vez en Mendoza prepararía su regreso, y dos años después, los patriotas victoriosos recobrarían su Patria en las lomas de Chacabuco y Chile, su libertad.

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Lago Rupanco




Ubicado a 64 kms. al sureste de Osorno.

En sus orillas existen un sinnúmero de bahías, playas muy acogedoras y de gran belleza, donde el turista podrá realizar deportes náuticos y practicar la pesca deportiva de salmones.

Lago de origen glacial. En su valle bajo en los contrafuertes cordilleranos, mesetas de pendientes suaves, formando playas en la parte sur del lago.

Superficie: de 180 km2 con una longitud máxima de 45 kms., un ancho de 11 kms. aproximadamente.

Características del agua: color azul con visibilidad de unos 8 a 10 metros.

La temperatura de la zona es de unos 9º a 18ºC. en verano.

Flora: compuesta por olivillos, lumas, arrayanes, chilcas y helechos.

Fauna acuática, encontramos hualas, taguas, pato quetro, pato jergón, huairavo, martín pescador.

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Lago Todos Los Santos




Ubicado a 70 kms. al noreste de Puerto Varas.

Lago de 2.210 km2. Largo máximo: 32 kms. Altitud 190 m.s.n.m..

La característica más sobresaliente de este lago, es el profundo color verde esmeralda de sus aguas. Se encuentra rodeado de bosques y las nevadas cumbres de los volcanes Osorno, Puntiagudo y Tronador. Fue descubierto y bautizado en 1670 por misioneros Jesuitas. Por este lago se puede acceder navegando a San Carlos de Bariloche en Argentina. Este viaje se realiza diariamente y durante todo el año, en un moderno Catamarán (navegación de 20 millas en 1:45 hrs.).

El retroceso de los glaciales y aparición del volcán Osorno, permitió la formación de este lago, el que rodeado de altas montañas de fuertes pendientes, desagua en el río Petrohué, hacia el estuario de Reloncaví. Recibe numerosos afluentes entre los que destacan el río Peulla.

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Lago Llanquihue




Ubicado a 20 kms. al noreste de Puerto Montt.

Superficie del lago: 877 km2.

En el siglo pasado (1852) colonos, mayoritariamente alemanes, llegaron a instalarse en las tierras en torno al lago; los que dieron a esta zona un sello especial, traducido en sus costumbres, su bella arquitectura y su deliciosa gastronomía; con énfasis en repostería alemana.

En sus márgenes se alzan importantes centros de servicio y equipamiento turístico.

Las preferencias de los visitantes señalan a esta zona como un lugar tradicional para degustar la hora del té (17 a 18 hrs.), al más puro estilo germano. Las numerosas playas con que cuenta este lago, son concurridas principalmente en verano. Sus instalaciones con áreas de picnic y camping ofrecen una alternativa para unas agradables vacaciones.

Este lago presenta excelentes condiciones para la pesca deportiva de salmones.

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Lago Ranco




Ubicado a 47 kms. al noreste de Río Bueno.

Descripción general: forma parte de la hoya hidrográfica del río Bueno, de forma redondeada.

Superficie: 442 km2, 30,4 kms. de ancho máximo, su profundidad máxima es de 199 metros, se ubica a 70 m.s.n.m.

Características : en la ribera oriental se presentan precordilleras de forma desmembrada, rocosa y acantilada. Las riberas en el occidente, presentan terrenos de leve pendiente baja hacia el lago, con formaciones de playas en las ensenadas; sus aguas son de color azul intenso.

Tipo de paisaje circundante: sector occidental está marcado por lomajes, suaves praderas y tierra de cultivo con arborización. El sector oriental es precordillerano con cerros y acantilados; al fondo el macizo cordillerano andino nevado.

Oleaje: en general leve, según dirección e intensidad, ocasionalmente muy peligroso.

En el interior del lago se ubican 11 islas, siendo la más importante la isla Huapi, habitada por reducciones indígenas Huilliches, las que aún conservan sus costumbres ancestrales. El principal centro urbano de este lago es la localidad de Lago Ranco, que cuenta con servicios de alojamiento, alimentación, playas con lugares para picnic y camping.

Entorno del lago: Futrono, Coigüe, Llifén, Puerto Nuevo, Riñinahue.

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Lago Calafquén



Ubicado a17 kms. al noreste de Panguipulli.

Descripción general: Forma parte de la hoya hidrográfica del río Valdivia. Superficie: 120,6 kms. de largo máximo y 7,7 kms. de ancho máximo, su profundidad es de 212 metros y se ubica a 209 m.s.n.m.. Característica de la costa: Las costas en el sector occidente son rocosas, arcillosas, escarpadas, cubiertas con vegetación, con formaciones de playas de arena. El sector sur oriental es rocoso y con acantilados.

Tipo de paisaje: De origen glaciar, al oriente cordones precordilleranos boscosos, al occidente cordones de cerros, cubiertos de especies nativas, matorrales y praderas.

Color de las aguas: Azul verdoso transparente.

Islas: Son siete de pequeño tamaño.

Fauna: Acuática y ribereña, truchas y percatruchas.

La ribera norte del lago pertenece a la comuna de Villarrica ( Región de la Araucanía). Corresponden a la comuna de Panguipulli; la pequeña Villa de Calafquén y Coñaripe.

Calafquén posee una hermosa playa, pero carece de equipamiento.

Coñaripe cuenta con excelentes playas, alojamiento turístico, camping y restaurantes.

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Lago Pirihueico



Ubicado a 68 kms. al sureste de Panguipulli.

Lago cuyas aguas están limitadas por altos picachos de macizo andino, cubiertos de frondosos árboles.

En su extremo sur-occidental se destaca la presencia del volcán Mocho Choshuenco.

El lago une la localidad de Puerto Fuy con el paso Internacional Hua-Hum.

Superficie: 30,45 km2, con un largo máximo de 23 kms, un ancho de 2 kms. Su profundidad máxima es de 145 metros, se encuentra a 586 m.s.n.m.

Características de las riberas: está constituida en un 50% de acantilados rocosos, el resto presenta playas de 1.500 metros de longitud.

Tipo de paisaje: de origen glaciar en plena cordillera, alcanzando 1.500 metros de altura.

Color de las aguas: azul verdoso transparente.

Temperatura: 6,5ºC. en invierno y 18ºC. en verano.

Fauna: acuática y ribereña, nativa de la zona, truchas y percatruchas.

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Lago Maihue



Ubicado a 138 kms. al sureste de Valdivia.


Dimensiones: Superficie 46 km²
Características de la costa: En general es escarpada, son excepción frente a los valles por donde llegan los ríos, existiendo formaciones de playas de arena, presentando además pequeñas playas escondidas en sus orillas, rodeadas de costas y vegetación; en el extremo occidental existe una playa de piedras.


Tipo de paisaje circundante: De origen glaciar, rodeado por los cerros de la cordillera, hacia el oriente se destacan los nevados y hacia el occidente se abre un estrecho valle.


Características de sus aguas: Color azul verdoso, transparente.


Temperatura: 6,5ºC. en invierno y 19,5ºC. en verano.


Oleaje: En general leve según dirección e intensidad de los vientos, ocasionalmente peligrosos.


Fauna: Acuática de ribera, especies nativas de la zona, truchas y percatruchas.


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Lago Riñihue



Ubicado a 34 kms. al noreste de Los Lagos.

El lago Riñihue forma parte de la hoya hidrográfica del río Valdivia.

Superficie: 77,5 kms. de largo y 3 kms. de ancho.

Profundidad: máxima es de 323 metros, se ubica a 117 m.s.n.m.

Característica de la ribera: en el lado oriental es escarpada y acantilada; en el extremo oriental se forma una barra de arena de unos 1.500 metros de longitud, en el lado occidental se presenta una mediana pendiente, con formaciones de playas de arena y piedra. En el extremo occidental se localiza el pueblo de Riñihue, el cual cuenta con servicio de camping, establecimientos de alojamiento y alimentación.

Tipo de paisaje circundante: de origen glaciar.

Calidad de las aguas: color azul verdoso transparente.

Temperatura: 7ºC en invierno y 20º C. en verano.

Oleaje: en general leve, según dirección del viento, ocasionalmente peligroso.

Fauna: acuática y ribereña, especies nativas de la zona.

Flora: especies y bosques autóctonos y forestación con especies introducidas.

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Kauaha

KAUAHA: Este instrumento está fabricado de la mandíbula de un equino desecada de manera natural. La quijada se golpea en el suelo o contra la palma de la mano.

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Hio

HIO: Instrumento de la familia de los aerófonos, es una especie de flauta fabricada de la caña de bambú. El significado de la palabra hio es silbar o soplar.

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Keho

KEHO: Es un tambor de piedra. Los pascuences hacían un hoyo en la tierra y en el fondo hacían uno más pequeño y circular. Ahí ubicaban una calabaza ahuecada cubierta con una piedra laja. Sobre esta piedra el cantante o bailarín golpeaba sus pies desnudos al ritmo de la música

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Maea

MAEA: Son piedras duras, redondas y musicales que se golpean al rítmo de cantos y danzas. Son sacadas del mar. Antiguamente la Maea era acompañada con la palma de las manos.

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Ukelele



UKELELE: Se usa en la Isla de Pascua a donde llegó desde la Polinesia. El Ukelele o guitarra hawaiana es un cordófono similar en su caja a la guitarra, pero mucho más pequeña y con cuatro cuerdas solamente.

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Guitarrón Chileno



GUITARRON CHILENO: De origen absolutamente chileno el Guitarrón se conoce desde el siglo XVII, época de La Colonia. El Guitarrón chileno es un instrumento que desciende de la guitarra española y su característica específica es que tiene 25 cuerdas. Es usado especialmente por hombres desde el norte chico, centro y sur continental. Pertenece a la familia del cordófono.

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Violín



VIOLIN: Instrumento que se compone de una caja de madera bastante aplanada y de figura peculiar con dos aberturas en forma de S en la tapa, sobre la cual pasan cuatro cuerdas sujetas al extremo del mástil y que se hacen vibrar con un arco.

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Mandolino



MANDOLINO: El Mandolino es una especie de guitarra pequeña con caja de resonancia abombada, al igual que el Laúd. En su cubierta tiene una lámina de metal a la altura de la boca; para proteger el instrumento del continuo roce de la uñeta sobre las cuerdas. Tiene cuatro cuerdas pareadas.

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Acordeón



ACORDEÓN. Su origen es europeo y fue incorporado como instrumento folclórico chileno. Se usa, sobre todo, en el extremo sur del país o zona chilota. En las expresiones musicales sureñas se encuentran dos tipos de acordeones: el acordeón-piano (con teclas), y el acordeón de botones.

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Pandero



PANDERO: El pandero se fabrica con una armazón hexagonal, a la cual se le remacha un parche o cuero muy delgado en uno de sus lados. Se le hacen unos calados en los costados de la armazón donde se le colocan chapas de latón o bronce, de formas semicóncavas para mayor sonoridad. La cubierta del parche se unta con pez de castilla o grasa de vacuno para ofrecer resistencia al pulgar durante el roce y lograr una mejor vibración del instrumento.

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Chillador



CHILLADOR: Es una guitarra pequeña de 47 a 50 centímetros de longitud total. La caja mide 4 centímetros de altura, 18 centímetros de largo y 14 centímetros en su parte ancha. Se usa en el Altiplano peruano y en el norte de Chile, hasta Antofagasta, tiene cinco pares de cuerdas metálicas.

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